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XXIX MARATON DE SEVILLA

XXIX MARATON DE SEVILLA

Desde aproximadamente septiembre del año pasado, en que me planteé hacer este año la Maratón de Sevilla todos mis entrenos tenían un objetivo, la prueba de esta mañana, oficialmente 42,195 kilómetros teníamos por delante, y el día llegó.

Como todos los años el Instituto Municipal de Deportes de Sevilla organiza la Maratón de la Ciudad, posiblemente una de las mejores de España, este año en su vigésimo novena edición, prueba de ello es la afluencia de corredores, cuya inscripción se completó en un periodo extra de tiempo, la trupe africana venida a lograr la victoria y record de la prueba y amén de los mitos nacionales del atletismo venidos a participar en prueba, Chema Martínez y Abel Antón, este último no con el ánimo de competir, sino de ayudar y hacer de "liebre" al grupo de corredores dispuesto a hacerla en 3 horas y media.

Así que de buena mañana nos pusimos en dirección a Sevilla, estando ya aparcados en la zona del Estadio Olímpico con antelación a la prueba. Tocaba cambiarnos y llevar las bolsas a los guardarropas para tenerlas listas para la finalización.

Ya en los aledaños y en los túneles de Estadio se respiraba ese ambiente de las grandes ocasiones que no se sabe cómo explicar pero que indica que un gran espectáculo se avecinaba. Como no podía ser de otra forma algunos conocidos y mucha, mucha gente de fuera que no se quiso perder la cita de una prueba, que por su recorrido muy llano, es muy apta para todos los corredores y más para aquellos que quieren hacer una marca.

Como decía mucha gente de fuera, y no me refiero fuera de Sevilla, sino fuera de Andalucía y fuera de España incluso, recuerdo como un grupo venido de Galicia andaba por allí. Luego durante la prueba y posteriormente a ella tuve la ocasión de hablar con un grupo de portugueses y de italianos venidos expresamente para pasar una mañana de Maratón.

Como decía tocaba guardar las bolsas, mucha afluencia de gente en los guardarropas, la lentitud al principio se volvió celeridad por parte de los voluntarios, ya que temimos por momentos que algunos de los que aún estábamos allí comenzásemos la prueba a tiempo. Pero todo llegó a buen puerto.

Con mucha prisa y a modo de calentamiento corrimos desde los interiores de los túneles del Estadio hasta la zona de salida, situada en la Avenida Carlos III con cajones preparados para los corredores con marca acreditada, delante, y la inmensa mayoría detrás. Durante ese camino vamos encontrándonos amigos y nos deseamos suerte.

Y se dio el pistoletazo de salida, desde la lejanía veíamos como los primeros corredores, aquellos que iban a por la prueba, empezaban a correr, tras ellos toda la marabunta multicolor les seguíamos detrás, aproximadamente un par de minutos después de la salida oficial, pasábamos, en mi caso, por la línea de salida. Comenzaba la prueba para nosotros. Ya desde este punto solo tocaba disfrutar de la compañía, de la prueba, no hacer dispendios y disfrutar de la Maratón que para eso habíamos venido.

Ya inmediatamente en la línea de salida nos juntamos Belén, Pepi, Sergio y yo, con la intención de hacer juntos todo el tiempo que pudiéramos, y a un ritmo que nos permitiera mantenernos en buenas condiciones la mayor distancia posible.

Excepto el primer kilómetro, no fiable por aquello de la salida en tromba y paso lento, empezamos a un ritmo casi matemático de 5’25” el kilómetro, que mantuvimos durante mucho tiempo. Un poco después del kilómetro 5, situado en la Calle República Argentina, teníamos el primer paso importante, el paso por La Torre del Oro, y primer punto de avituallamiento de agua; en este punto todavía andábamos con bromas y risas entre nosotros.

Tras la Torre del Oro, la Maestranza, otro de los puntos conocidos de la ciudad, los siguientes kilómetros hasta el 10, prácticamente corríamos paralelo al río Guadalquivir, que hacía las delicias de los visitantes, por supuesto decir que durante todo el recorrido por las calles emblemáticas, la afluencia de gente animando a los corredores era muy abundante y de agradecer. En este punto del km. 10 mi reloj marcaba un tiempo de algo más de 53 minutos, llevábamos una buena media.

Ya estábamos en la ronda Norte, que tomaríamos hasta la Avda. del Alcalde Manuel del Valle, para, sobre el kilometro 14, pasar por La Macarena.  Después pasaríamos por Muñoz León, Recaredo y Luis Montoto, para entrar en la Avenida de Kansas City, tras la cual se encontraba el punto de 20 kilómetros, y tras él, la señalización de la Media Maratón, en la que empleamos un tiempo de 1h54m, aproximadamente, siendo para mí más rápida, incluso, que algunas pruebas de Media Maratón en las que he participado, lo que me indicaba que el ritmo que llevábamos era más que aceptable.

Decir que todavía en este punto los cuatro permanecíamos juntos, tirando del carro, y a muy buen ritmo, demostrando una vez que más que hacer este tipo de pruebas con una compañía que lleve un ritmo similar es muy aconsejable.

En lo referente a los puestos de avituallamiento, quiero en este punto hacer una matización, durante la primera mitad del recorrido, en todos los puestos había botellas de agua, en algunos también bebidas isotónicas, lo que permitía a los corredores llevar reposición de líquidos en la mano para cuando hiciera falta.

A partir de este momento, las botellas de agua se convirtieron en vasos, lo que obligaba al corredor a beber, enjuagarse la boca o refrescarse solo en ese momento, sin poder hacer uso de ella instantes después.

Tras la Media Maratón seguimos por las Calles Ada, Clemente Hidalgo y Ronda de Tamarguillo, en busca del km 25 de carrera.  A estas alturas de carrera, una de los cuatro componentes del grupo empieza a descolgarse un poco, aunque durante algún tiempo nos tiene a golpe de vista. Nosotros tres seguimos aproximadamente al ritmo marcado desde el principio. Continuamos por Ramón y Cajal, posteriormente por Ciudad Jardín y luego giramos a la izquierda en Eduardo Dato para buscar la Avenida Bueno Monreal primero y luego la Avenida Manuel Simón.

A la altura del Estadio Benito Villamarín (“viva er beti, manque pierda”), giramos 180 grados para entrar en el Paseo de La Palmera y posteriormente en el Paseo de Las Delicias, buscando el centro de la ciudad, aquí ya nos encontramos el kilómetro 30 de carrera, el tiempo todavía magnífico, marcábamos 2h42m de carrera.

A partir de este punto se nos va pasando la alegría de los kilómetros anteriores, aunque nos mantenemos firmes, el paso por el “muro” se nos empieza a aparecer por la cabeza, pero seguimos aguantando estoicamente, hasta que entramos en el Parque María Luisa, donde definitivamente Belén aguanta mejor el ritmo y se va de nosotros, o dicho de otra forma, Sergio y yo nos empezamos a descolgar, manteniéndonos juntos durante un par de kilómetros más. Nuestro muro se veía cerca.

En el kilómetro 33 y medio aproximadamente entramos en el Parque María Luisa, un paseo por las sombras del Parque,  siempre rodeado de espectadores y animando al corredor. Antes de salir del Parque fue paso obligado por la Plaza de España, dando un giro de 360 grados por su perímetro, Plaza de España siempre espectacular, sobre todo para los que somos de fuera de Sevilla y no tenemos la posibilidad de verla asiduamente.

Comenzamos el último tramo de la carrera, ya estamos en el kilómetro 35, las fuerzas a algunos corredores ya le faltan, se empieza a ver corredores que echan el pié a tierra y comienzan a andar, otros lo que hacemos es regular el ritmo para no perder mucho tiempo pero aguantar lo que se pueda. Yo lo bajo a 6 minutos el kilómetro, que aguanto durante dos, para los cinco últimos hacerlos a más de 6 minutos y medio para finalizar la prueba.

En el kilómetro 37 cruzamos el río en busca del Parque del Alamillo, por donde echamos las últimas zancadas buscando ya el Estadio Olímpico, ya se empiezan a ver verdaderos “cadáveres” por las calles. Los kilómetros 39, 40 y 41 nos avisan de que la Meta está cerca, de hecho ya hace un tiempo que la imagen majestuosa y más que esperada del Estadio la tenemos a la vista. Llega un momento, en el último kilómetro, que parece que pasamos de largo del Estadio, eso te deprime, ya que hay que buscar la puerta de Maratón.

La entrada en el Estadio, con el rugir del público en su grada principal, no puede ser de otra forma que emocionante, las últimas fuerzas hay que sacarlas de donde sea; de donde fuera saqué algunas que me permitieron entrar haciendo un pequeño sprint en meta, adelantando a algunos corredores, saludando a la cámara que yo sabía que estaba allí.

Aunque el reloj oficial de la prueba marca un par de minutos más, mi reloj me marca un más que magnífico tiempo de 4h2m48sg, una excelente marca en mi debut en una prueba de esta índole, tiempo que me abre las puertas para, con un entrenamiento con un poquito más de ahínco, bajar de las cuatro horas. Decir que la distancia no me salía exactamente la oficial, sino unos 600 metros de más.

Tras el paso por la línea de meta, felicitaciones de las voluntarias que allí se encontraban al colocarte la medalla conmemorativa de la prueba. Lo habíamos conseguido, con muy buenas sensaciones y sufriendo los últimos kilómetros, como ya sabíamos y de hecho tiene que ser así, habíamos completado la Maratón.

Tras la meta, todavía sobre el tartán de la pista de atletismo y en el túnel de entrada a las instalaciones del estadio, felicitaciones mutuas de muchos corredores, conocidos o no, qué más da, el solo hecho de finalizar una prueba de este tipo es digno de felicitación. Recuerdo la alegría de una niña de no más de 4 cuatro años que entró de la mano de su madre.

Tocaba recuperarse un poco, bueno, un poco no, bastante. Camino del guardarropa toda una tropa de voluntarios no paraban de ayudarte si tenías necesidad de ello. Te ofrecían mantas y toallas térmicas, agua, refrescos, fruta, un tazón de caldo si te apetecía…..

Tras la recogida de la bolsa de ropa, ducha, no sin antes, paso por los fisios, masajistas y podólogos para recuperarnos un poco.

Una vez recuperados, o por lo menos, algo recuperados, nos dirigimos al “Fuerte Mágico”, donde la organización tenía preparada la Fiesta de Despedida, comida para recuperar del todo a los corredores y entrega de trofeos a los populares.

Pasta, como no podía ser de otra forma, patatas, queso, fruta, zumo, agua, refrescos, cerveza par los corredores que nos lo habíamos ganado, allí entre todos comentamos los hitos de la carrera, las marcas de unos, el “lo podía haber hecho mejor de otros”, pero lo general era la satisfacción de haber finalizado la prueba.

También decir que fue un comentario muy generalizado la distancia de la prueba, a unos más a otros menos, pero todos coincidíamos que la distancia oscilaba entre los 42,6 y 42,8 kilómetros, aumento de distancia que al final se nota en el tiempo.

Y poco más que contar, por mi parte, felicitar a todos los corredores y, desde ya, pensar y preparar la próxima del año que viene, que el reto de bajar de las cuatro horas está a la vuelta de la esquina.

Algunas fotos en el siguiente enlace:

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