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DRESSLER. El Blog de las Carreras Populares

XXXI CROS INTERNACIONAL DE ITALICA

XXXI CROS INTERNACIONAL DE ITALICA

Uno año más no podíamos faltar a la cita de Itálica, un cros incomparable en un marco incomparable.

Haciendo un pequeño lapsus en la preparación para la maratón, nos fuimos a las ruinas romanas de Itálica, en la localidad sevillana de Santiponce, donde después de muchos “tiras y aflojas” la Diputación de Sevilla ha organizado el tradicional Cross Internacional de Itálica, y con él el Cross Popular, este año en su trigésimo primera edición.

Como la carrera nuestra era a una hora bastante tardía no hubo que madrugar para llegar bien. Así que sobre las diez de la mañana me recogieron para tomar rumbo a Santiponce.

Tras una parada logística en El Cuervo, donde nos encontramos a Antonio Peralta, del CA Alcanatif, al que acompañaba su esposa,  seguimos adelante, aunque tuvimos que hacer otra “parada” no programada unos kilómetros después, ya que, según unos hombres de verde, íbamos con demasiada prisa, y nos “exhortaron” a ir un poco más despacio, después de que le subvencionáramos algunos gastos, claro, coche, señal, radar……..

Unos minutos después seguíamos nuestra marcha, para sobre las doce llegar a Itálica y aparcar, como se suele de decir “en la puerta y con sombra si es verano”.

Tras cambiarnos de ropa, nos dispusimos a acceder a las instalaciones, recoger el dorsal, hacernos fotos y calentar algo antes de la carrera, que la hora se echaba encima.

Una vez dorsales colocados y calentando, nos dirigimos a la parte alta de las ruinas, donde suelen estar colocadas las carpas de los clubs participantes, allí empezamos a encontrarnos gente conocida, Paco Pepe, Luis Parodi, el resto de componentes del Olimpo, en la carpa de “Los Jartibles” saludé a las Reyes (madre e hija), tan simpáticas y agradables como siempre.

Camino de la cámara de llamada el saludo con conocidos era constante.

Ya en la línea de salida, tras unas palabras de speaker, en la que se agradeció a los corredores de la prueba internacional la asistencia a la misma, y con las prisas propias que la programación de televisión requiere, dio comienzo la prueba.

Como siempre la salida en masa, ya sabemos que la gran anchura de la línea de salida permite salir muy cómodamente, pero también sabemos que tras unos pocos metros se estrecha el camino al paso por el lago, formándose el típico embudo que todo el mundo quiere evitar.

Ya en la subida al bosque el pelotón empieza a tomar forma estirada, y los corredores, ya ubicados cada uno en su sitio, empezamos a correr más cómodamente y solo hay pequeños tropiezos cuando intentamos adelantar o ser adelantados.

El piso estaba en muy buen estado en todo su recorrido, no había llovido durante la mañana, los días anteriores sí, pero el suelo había drenado suficientemente bien para que no hubiera mucho barro ni charcos en el recorrido.

Por otro lado, el viento reinante el día anterior había amainado bastante, lo que hizo que la carrera fuera muy cómoda.

Tras la dos vueltas al recorrido, siempre amenizado por el comentarista de la prueba, los primeros corredores ya llegaban a la línea de meta, más tarde el inmenso pelotón y así hasta el último de los más de 1500 corredores que finalizamos la prueba.

En lo que a mi carrera se refiere, intenté salir bastante delante, para no perder mucho tiempo en el tapón del lago. Pronto me situé en un sitio cómodo, adelantando a algunos corredores y siendo adelantado por otros.

Desde el principio intenté coger un ritmo constante de 4’40”/4’45” el kilómetro, sin pegar muchos tirones e intentando no bajarlo, hacer una carrera constante que me permitiera comprobar si podía controlar una carrera, en vez de que la carrera me controlara a mí.

Cuando menos me lo esperaba ya estaba en la parte del circuito opuesta a la línea de meta, donde algunas subidas y bajadas hacen un poco más tedioso el recorrido, pero siempre aguantando el mismo ritmo. Durante todo el recorrido la afluencia de espectadores, amigos y familiares de corredores eran impresionante, siempre aplaudiendo, animando y fotografiando a los corredores, todo un acicate para seguir apretando los dientes.

Así llegamos al primer paso por la zona de llegada, comenzábamos la segunda vuelta. El recorrido, evidentemente, el mismo, las dificultades las mismas, pero la avalancha de gente mucho menor.

Ya llegábamos al final, giro a la derecha de 180 grados y embocamos la línea de meta, arco romano al fondo, los sonidos de los chips de los corredores, incesantes. Habíamos terminado.

La distancia total recorrida fue de casi 7 kilómetros, faltaron unos metros, invertí un tiempo de 32’59”, casi dos minutos menos que el mismo recorrido del año pasado y del anterior. El ritmo de la carrera fue de 4’47” el kilómetro, bastante aproximado a mis intenciones para la prueba.

Del informe que sobre mi carrera emite el control del chip, se deduce que:

En la primera vuelta invierto un tiempo de 15’47" y 16’ exactos en la segunda, lo que da una primera idea de que el ritmo fue muy parecido durante toda la carrera.

Entro en el puesto 573 de la general de 1194 corredores que finalizan la prueba, o sea, con el 47,98 por ciento de corredores delante mía, en lo que a mi categoría se refiere, el 331 de 679, con 48,74 por ciento de corredores delante; o sea que mejor en la general que en mi categoría.

Haciendo un estudio de la distancia de los corredores de mi categoría se desprende que he llegado a meta 21 metros por delante de la media de mi categoría.

No se si estos datos valdrán para algo, pero ahí están.

Tras pasar por la línea de meta y entrega del chip, recogimos la camiseta técnica que nos regalaba la organización, conmemorativa de la prueba, y el agua y bebida energética necesaria que quisiéramos para reponernos.

Ya solo quedaba empezar a recoger y marchanos. La climatología había respetado hasta el momento, pero en este instante gotas de agua nos hacían presagiar algo peor, y nos venían a la cabeza las imágenes de la carrera del año pasado, donde el agua y el barro fueron enemigos constantes de la prueba, así que nos apresuramos a marcharnos.

Nos cambiamos, cogimos el coche y pusimos rumbo de vuelta a casa. Otro fin de semana, en lo que al atletismo popular se refiere, había terminado.

Espero que os haya interesado. Un saludo y hasta otra.

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