XIX CARRERA POPULAR NUTRIAS PANTANERAS
Esta vez nos tocaba volver a la Sierra de Cádiz, este domingo de otoño, en la localidad de Ubrique se celebraba la XIX edición de la Carrera Popular “Nutrias Pantaneras”, organizada por el Club de atletismo del mismo nombre y la Delegación de Deportes del ayuntamiento.
Y para eso nos levantamos temprano y pusimos rumbo a la localidad, el viaje fue apacible, con buen tiempo, sobre una hora de camino. Justo antes de llegar una espesa niebla nos daba la bienvenida, niebla que se disipó antes de entrar en pueblo, pues nos temíamos que la niebla y la humedad que esta conlleva pudieran hacer más peligrosa las rampas que nos ofrecía el pueblo.
Llegamos a una hora no demasiado holgada pero suficiente para coger el dorsal, calentar un poco y saludar a muchos de los corredores con los que nos íbamos cruzando, gente de Cádiz, Algeciras, pueblos de la sierra, y una amplia representación del Club.
También tuvimos la oportunidad de saludar a miembros de la organización, que tenían bien preparada la zona, balizadas las calles por las que se iba a desarrollar la prueba y todo el tinglado montado en los aledaños de las instalaciones deportivas municipales. La experiencia les avala para el desarrollo de este tipo de actividades, pues por el momento no se observaron inconvenientes para los corredores.
La prueba estaba a punto de comenzar, nos esperaban algo más de 11 kilómetros de recorrido por las calles del pueblo, sinuosas algunas, empedradas las mayoría pero con subidas o bajadas todas; el recorrido era urbano en su mayor parte, con una salida por una carretera, en dirección a Cortes, para completar el recorrido. La Meta estaba instalada junto a las instalaciones deportivas.
Así, tras unos minutos de espera para los últimos arreglos, dio comienzo la salida. Sabedores todos los corredores de la dureza de la prueba, cada corredor salía a un ritmo conveniente para no extenuarse en demasía a las primeras de cambio. Los primeros que ansiaban la victoria salen como siempre a un ritmo muy fuerte, la inmensa mayoría salimos a un ritmo reservón y otros, como podían.
El recorrido no tiene mucho que explicar, una pequeña vuelta para pasar de nuevo por la línea de salida y seguir dando vueltas por el pueblo, calles empedradas, subidas y bajadas y mucha gente en ellas. Recuerdo la calle del Caracolillo, la cual tiene una parte que sube para luego bajar con bastante peligro, pues se unió la pendiente de bajada a que, por la acción del rocío de la mañana, se encontraba bastante húmeda y resbaladiza.
En el kilómetro 5 y pico comenzamos la salida por la carretera de Cortes, un par de kilómetros por esta carretera, como no en pendiente, para volver al pueblo y afrontar el último tramo de la carrera. Los últimos dos kilómetros, ya dentro del pueblo, y cerca de las instalaciones deportivas, casi todos en bajada, para aliviar la llegada y parecer que no ha sido tan dura.
Se vislumbra ya la línea de meta, respiro, mucha gente animando a los corredores, como no podía ser de otra forma. Era el último aliento. Pasamos el arco de Meta, te toman lectura al chip, papelito con el tiempo y regalos de cortesía, camiseta técnica, billetera de piel (pero vacía) y agua para reponer fuerzas. Reseñar que durante toda la carrera el aporte de agua a los corredores fue abundante, no faltando en ningún momento.
Surgen los típicos corrillos para recuperar, charlas, comentar los avatares de la prueba, y fotos, muchas fotos de recuerdo. Solo tocaba ducha y reponer fuerzas.
A la hora conveniente, empiezan a sacar las paellas preparadas al efecto, comida para todos y bebida para acompañar.
En lo que a mi carrera se refiere más que contento, pues salí bastante tranquilo. Yo no conocía la prueba, me habían "metido algo de miedo", que es muy dura, cuidado con las subidas y bajadas; así que salí reservón, empecé a observar las calles y tenían razón, habían rampas durillas, pero yo me encontraba bien; fui a un ritmo cómodo durante mucho tiempo.
Sobre el kilómetro 5 y pico, cuando salimos del pueblo, decido apretar un poco, a ver que tal estaba, y mis piernas me respondieron bien, pero no había que derrochar energías, que había que entrar en el pueblo otra vez.
Sobre el 8, la última gran subida, una de las calles principales del pueblo, que nos lleva en dirección al cementerio, pensé que no terminaba nunca; en esa cuesta adelanté a Javi Cuesto, andando, que sus piernas le fallaban.
Ya para terminar, los dos últimos kilómetros, llaneando y en bajada, apreté un poco para mejorar la media, ahí me volvió a recuperar terreno Javi, que se había recuperado.
Al final 57’35" para los algo más de 11 kilómetros de recorrido, vista la dificultad un tiempo muy aceptable para mis intereses.
Con la llegada de las Autoridades comienza la entrega de trofeos a los vencedores, los trofeos, bonitos platos conmemorativos y regalos, muchos regalos de piel para los primeros clasificados en todas las pruebas, carteras para ellos, bolsos para ellas.
Tras la entrega de trofeos se empieza a desmontar y cada uno busca su salida, muchos para casa, otros hacia el coche que queda el recorrido de vuelta, la mayoría buscando un cafelito, pues la mañana agradable de sol que teníamos empieza a tornarse en frescas con nubarrones que se acercan por poniente que amenazan una tarde no tan apacible.
Durante el camino de vuelta, parada correspondiente en El Bosque para el cafelito, y bizcochos caseros que eran de agradecer.
Aprovechando la parada en El Bosque hicimos una visita a la piscifactoría, donde quien quiso pudo comprar truchas frescas, y tan frescas, todavía saltaban vivas dentro de la bolsa, al precio de 2€ la pieza. Nos emplazamos para volver allí un día para una ruta de senderismo, aprovechando el cauce del río Majaceite, que nos llevaría hasta la vecina localidad de Benamahoma.
Y nada más que contar, bonito dia, mañana de atletismo, sobremesa de pesca, ya solo nos esperaba una tarde de fútbol, pero éste por la tele, que cansa menos.
Teneis un montón de fotos en los siguientes enlaces:
Un saludo, espero que os haya gustado y hasta otra.
2 comentarios
Sebas -
Antonio -
Un abrazo