XXIV CROSS DEL MOSTO. TREBUJENA 2011.

Y volvimos a picar.

El año pasado dije que no volvía a Trebujena. Y he vuelto este año. Pero claro, también hace dos años dije que no volvía, pero volví. Es que las cuestas que tiene este pueblo hace que te plantees cada año el reto de recorrerlas.

En este día festivo y para conmemorar el Día de la Fiesta Nacional, como hago desde hace un par de años, nos fuimos a Trebujena, donde se celebraba la vigésimo cuarta edición del Cross del Mosto, una carrera por los caminos rurales de la localidad, recorrido de 7.700 metros conocido por sus constantes subidas y bajadas, sobre todo la última con una longitud de algo más de 2 kilómetros en constante subida, aunque la pendiente no sea demasiado pronunciada.

Trebujena, la ciudad del 69, con 69 kilómetros cuadrados de extensión, a 69 metros de altitud sobre el nivel del mar y unos 6900 habitantes, nos esperaba para la participación en esta prueba, así que desde las nueve de la mañana los 300 y pico de corredores de la prueba principal y la infinidad de críos y crías que participarán en las pruebas para ellos, nos fuimos concentrando en la Plaza del Ayuntamiento, lugar habitual de salida y llegada de la prueba.

Tras la recogida de dorsales era paso obligado pasar por el bar de la esquina, donde tras comprar el cartucho de churros, el café nos esperaba.

Tras un buen desayuno, que no fuerte, pues las cuestas te sacan los churros de donde los tengas, empezamos a calentar, por las cuestas claro, y a disfrutar con algunas de la pruebas para los más pequeños. Y a las once y pico, con algo de retraso, comenzaba la nuestra.

Salida para el campo, a pasearnos por los viñedos que rodean el pueblo, cuestas p’arriba, cuestas p’abajo. Controlando las subidas y aún más las bajadas, las dos primeras intensas pero no demasiado largas quedan a nuestras espaldas y nos encaminamos hacia la última, menos pronunciada afortunadamente que las anteriores, pero larga, larga.

En el camino las gacelas se van escapando, como pasa siempre, otros se van quedando, que tienen que bajar su ritmo hasta seguir prácticamente andando, sobre todo los más mayores y algunos más jóvenes que hacen la prueba por primera vez, pero al final todos llegamos arriba.

Termina la cuesta y solo quedan unos 500 metros por las calles del pueblo, entre los vítores de la gente que anima a los corredores, aliento para llegar a meta, entramos en la Plaza del Ayuntamiento.

Una botella de agua nos espera, es en lo primero que pensamos, nos regalan una bonita camiseta técnica de un color bastante llamativo. Este año no hay vino, parece que la crisis también llega a las bodegas, pero la satisfacción de terminar es suficiente.

Tras la prueba principal continuan otras para los más pequeños, que están impacientes por echar a correr y nosotros a la ducha; la organización pone a nuestra disposición el Pabellón de Deportes, buenas instalaciones. Pasamos a la entrega de trofeos, merecidos premios para los mejores en cada categoría.

Terminé el recorrido de casi 7.700 metros en 40 minutos, estoy contento, no fue tan rápido como en otras carreras, pero es que también tiene más cuestas que otras.

Después toca cervecita en la esquina, que nos la hemos ganado y a comer. Esta vez nos fuimos de “chino”, al Centro Comercial “Area Sur”, en Jerez, que nos pillaba de paso.

Y después de no se cuentos arroces, tallarines, setas con no sé que, algas con no sé cuánto y fritos “raros” de lo más variados nos fuimos a casa, a descansar.

Y nada más que contaros, solo deciros que teneis fotos de la carrera en el siguiente enlace:

https://picasaweb.google.com/116503390551510079592/XXIVCrossDelMosto#

Un saludo a todos.