XV MEDIA MARATON ALCALA DE GUADAIRA

Un nuevo fin de semana donde se nos proponía una nueva prueba que disputar. Teníamos la oportunidad, y así fue, de dirigirnos a la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra, donde se celebraba la Decimoquinta edición de la conocida Media Maratón de esta ciudad.

Esta localidad sevillana, ciudad-dormitorio de Sevilla ya que dista a solo 16 kilómetros de la capital y con una población de unos 70.000 habitantes y que, como su nombre indica, está cruzada por el río Guadaíra, afluente del Guadalquivir que nace en la sierra de Pozo Amargo, nos iba a deparar una agradable mañana deportiva, donde unos 600 y pico de corredores nos habíamos citado.

Pues para participar en esta prueba nos levantamos no demasiado tarde, pues la prueba comenzaba a las 11 de la mañana, y en compañía de amigos de Club cogimos el coche y sobre las 10 y media ya estábamos calentando después de coger los dorsales y saludar a unos y otros.

La concentración se realizó en las inmediaciones del Recinto Ferial, donde se habían instalado los arcos de salida y llegada de la prueba. La mañana era de lo más agradable, aunque hacia algo de frío, unos 5 grados de temperatura, pero el sol hacía acto de presencia y el frío pronto se fue olvidando, sobre todo con el paso de los kilómetros.

La carrera discurriría tanto por el pueblo como por los alrededores del mismo, pero siempre con un recorrido de falso llano, donde las continuas subidas y bajadas, que cada una de ellas no eran demasiado pendientes, pero el conjunto de todas ellas hacía un recorrido bastante exigente.

Los primeros 3 kilómetros de la prueba transcurrieron subiendo y bajando las calles de este pueblo, dándonos la oportunidad de hacer un poco de turismo y sentir el calor de la gente que, al ser una bonita mañana, se agolpaba por sus calles o saludaban desde portales y ventanas.

Así de este modo, llegamos a la salida del pueblo, cruzando por un puente sobre el río Guadaira. Tras cruzar el río cambiamos de piso al empezar un tramo que estaba previsto sobre tierra que, quitando un par de charcos debidos a las recientes lluvias , tenía piso firme y sin riesgo para los corredores.

Así, llegamos al kilómetro 10, dirigiéndonos de nuevo a una zona urbanizada para, después de dar una vuelta de unos 5 kilómetros, entrar en la Urbanización Pinares de Oromana, exclusiva zona de chalets con zonas ajardinadas y un precioso parque fluvial en su interior, hasta su llegada al conocido lago que forma el río Guadaira y posterior paso de nuevo por el puente sobre el río, para de este modo llegar ya al kilómetro 17 de carrera y afrontar el último tramo por la ciudad y entrada al Recinto Ferial, donde ya nos esperaban para finalizar la prueba.

En lo que a mi carrera se refiere ya desde el principio tuve unas sensaciones raras, pues en el calentamiento previo la rodilla izquierda me dio un aviso, pero no llegó a más.

Cuando llevábamos unos tres kilómetros los gemelos se me empezaron a cargar, señal de que algo no iba demasiado bien, ya sea que porque llevo dos medias seguidas y aun no estaba preparado para ello o bien sea porque esta semana me la he tomado de descanso y mi cuerpo lo ha pagado, teniendo en cuenta además que, como he dicho antes, el recorrido era bastante exigente.

Al final empleé  de 1 hora y 56 minutos, algo más de lo que llevo hecho en otras medias anteriores, para recorrer los casi 21 kilómetros, lo que me da una media de 5’33” el kilómetro.

Tras la llegada, nos ofrecieron una bolsa de regalo, con una lata de bebida isotónica, una camiseta técnica y un chubasquero conmemorativos de esta prueba.

Asimismo se nos ofrece un bocadillo y en un stand de cerveza Cruzcampo un refrigerio para acompañar.

Tras cambiarnos y asearnos quien quiso, pues en el Pabellón Deportivo lo podíamos hacer, pero con agua fría, nos dirigimos a la entrega de trofeos, la cual se hizo demorar en demasía en espera de las autoridades locales que iban a presidir el acto y entregar los premios.

Tras la entrega de trofeos, los compañeros del club nos dirigimos al conocido bar de la localidad “Anká er Migue”, donde unos degustaron unos platos combinados y otros unas tapas calientes, que el mediodía era fresco todavía.

Así de esta forma emprendimos el viaje de vuelta a casa.

Y nada más, un saludo a todos y hasta otra.