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LAS ENDORFINAS.- ¿DROGAS NATURALES DE LA FELICIDAD?

LAS ENDORFINAS.- ¿DROGAS NATURALES DE LA FELICIDAD?

Hola a todos.

Entre vosotros hay deportistas de muy alto nivel y otros que no lo somos tanto, pero ceo qu este artículo del Dr. Hernán Silván es bastante interesante y ayuda un poco a comprender que hay una causa justificada para este amor al deporte que sentimos algunos.

Por si alguno no conoce al Dr. Hernán Silván, os lo defino en palabras de Martín Fiz, que a ese si lo conoceis:

“Exatleta, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense y Diplomado en Medicina Manual por la Universidad de Paris-Nord. Ha ganado el premio Hans Heinrich Reckeweg, uno de los más importantes del munco, gracias a su trabajo sobre el síndrome del piramidal.

Para los que, como yo, tengamos la vista un poco cansada, más que las piernas, ahí va el artículo:

HOMO RUNNER.- Por Hernán Silván.

Las Endorfinas. ¿Drogas naturales de la felicidad?

Me saludó tan efusivamente que era difícil no verlo u oirlo al principio de la pasarela que cruza la M-30, esa misma que tantos corredores como nosotros sortea a diario para entrar o salir del grandioso parque de esta ciudad.

- “¿Qué pasa Paco?”.

- “Pues que estoy fenomenal, que mi tobillo va como un tiro”.

Yo iba y el venía. Yo escuchaba y él no paraba en su agradecimiento por haberle curado. La mayor satisfacción para un médico es encontrarte a tus pacientes sanos y activos pateando el bosque tras haber compartido penas en la consulta semanas antes.

Euforia justificada porque recuerdas que algunos lesionados penan suficiente en lo físico, pero eso se aguante bien pues suelen estar curtidos en la dureza. Aunque… ¿Y en lo psíquico? ¿Cómo se aguanta estar en el dique seco? ¿Podría ser la respuesta “subiéndote por las paredes del salón de tu casa”? ¿Cómo se digiere oír a tu pareja decirle al médico: “Cúrele doctor que me tiene loca desde que no corre”? ¿Será verdad la magia que siempre atribuimos a las endorfinas? ¿Esto es un mito?

Las endorfinas son unas “drogas naturales de la felicidad” y se segregan con la actividad física. Se ha comprobado que esta secreción es especialmente intensa en corredores, nadadores y ciclistas Vamos, en los deportes más aeróbicos. Pero esto también tiene su lado malo y es que cuando faltan se echan mucho de menos. Cuando estás parado, por ejemplo al lesionarte, el carácter se altera y puedes llegar a ser insoportable para los que te rodean. Y todo ello, lejos de  ser raro, entra dentro de la normalidad. Esta fase parará con al mejora física y con la vuelta a los entrenamientos o competiciones. Y se olvidará, sin problemas. Sin rencores La alegría de volver todo lo cura.

Correr puede ser una estupenda fuente de placer. Si esta secreción endorfínica se da, nuestro estado de euforia se desata. De hecho esa rica lengua, el castellano, a la forma verbal “correr” la hace reflexiva cuando quiere nombrar el cénit orgásmico. Eso será por algo, y soy de los que cree que las cosas no suceden porque sí. No nos engañemos, cuando un atleta está fino, correr es su gran fuente de placer. Y si es fuerte, mejor que mejor. Al principio tu mente extiende cheques que tu cuerpo no puede pagar y lo intentas pero aguantas poco tiempo. Si insistes, corriendo poco a poco y con cabeza, llega un día en que puedes algo más Y así, sutilmente, sales del hoyo.

Por todo esto entiendo Paco, y quería dedicarte hoy esta columna como reconocimiento a tu gratitud, que es la de tantos y tantos corredores que lesionados hoy o mañana vais a volver a sentir las sensaciones de antaño. Pero especialmente quería hacer un homenaje a vuestra paciencia y afición de profesionales sin serlo. Algo difícil de entender si no estás “en el ajo” del correr. El mayor mérito del corredor social es su fiel constancia. Esa que te hace ponerte las zapatillas un día frío de invierno con viento agotador, tras una jornada intensa de trabajo y familia, sin saber por qué lo haces. Eso que desde afuera los que no corren lo llamarían masoquismo se llama en realidad, gratitud. Tú das y a cambio recibes. Tras ese entrenamiento en difíciles condiciones climáticas y personales te sientes tan bien que te dices: “Mereció la pena salir, y mira que hoy no pensaba…”. Había ligeras molestias pero lo he hecho y hecho está. Mañana será otro día y será mejor seguro, se dice. Y ya en ese momento las endorfinas hacen acto de presencia pues lo de ver la botella medio llena es la mejor tarjeta de presentación de estas sustancias.

Los demás lo notan y nuestro corredor también. Las endorfinas suavizan su carácter y eso, no cabe duda, facilita bastante su vida. Querido Paco, tu alegría al verme la otra mañana cuando ambos íbamos corriendo no es euforia injustificada sino gratitud endorfínica.

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Y esto es lo que os he querido contar hoy. Le doy las gracias a Paulino por haberme hecho llegar esta buen artículo.

Un saludo a todos.

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